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Nuevo sensor permite predecir caídas

(Fuente: El Mercurio)
Gracias a tecnologías qCinvestiga la Universidad Mayor, se podrá determinar qué adultos mayores son más propensos a caerse durante su actividad motora diaria.

Según la Cepal en 2025 los mayores de 60 años en América Latina y el Caribe serán 72 millones, duplicando los índices de la década pasada. Chile no es la excepción de esta tendencia radical y por lo mismo debe comenzar a pensar en la calidad de vida de este grupo etario.

Contemplando este análisis, el Centro de Estudios del Movimiento Humano de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Mayor lleva adelante un proyecto que consiste en diseñar una herramienta que permita predecir las caídas en los adultos mayores que, según estudios, constituyen uno de los problemas más frecuentes que aqueja a este grupo junto con el dismovilismo, la demencia senil y la incontinencia.

El 60% de las caídas más comunes suceden durante la marcha; cerca del 35% al pasar de sentado a parado, y entre el 15% y 17% se ocasionan por factores intrínsecos del individuo, comenta Rodrigo Guzmán, kinesiólogo jefe del proyecto.

La herramienta consiste en un sensor electrónico, el que asociado a programas computacionales evalúa variables biomecánicas del cuerpo humano. “Este dispositivo, que mide a habilidad del sujeto para ejecutar una actividad motora cotidiana, cuenta con innovación tecnológica, ya que tanto la información que logra como su procesamiento, a través de modelos matemáticos, permiten determinar las posibilidades que tiene un individuo de sufrir caídas en forma repetida”.

También esta herramienta constituye un gran adelanto, ya que hoy el riesgo se mide sólo a través de pruebas clínicas, en que influye la interpretación de la persona que los toma, a diferencia del sensor que por ser un instrumento de alta precisión asegura resultados más fidedignos y objetivos.

Gracias a sus resultados se podrá determinar el grupo de riesgo con el fin de que se pueda prevenir las caídas a través de implementación de terapias en los niveles primarios de salud o en otros centros orientados a los adultos mayores.

Para llevar adelante la investigación, se evaluaron a sesenta adultos mayores. “Medimos las variables biomecánicas a través de una prueba que consistió en pasar de la posición sentado a parado. Calculamos la fuerza que se hace en las rodillas y la velocidad para ejecutar el movimiento, y a partir de eso creamos un modelo de predicción, el que contrastamos con la historia clínica del paciente y así tuvimos un porcentaje de precisión del 83%”, cuenta el especialista.

Para llevar adelante este proyecto, la U. Mayor ha trabajado en conjunto con el Instituto Nacional de Geriatría y La Universidad del Adulto Mayor U3E de esta casa de estudios.

“La tecnología es sencilla, amigable desde el punto de vista del usuario y barata, lo que permitirá masificar la herramienta en los centros de salud públicos y privados”.